Los inhibidores químicos de la escielina pueden actuar a través de diversos mecanismos moleculares para inhibir su función. La alizarina, al quelar iones de calcio, puede alterar la capacidad de fijación de calcio de la escielina, que es fundamental para su estabilidad estructural y su función en el entorno celular. Este proceso de quelación impide directamente la capacidad de la escielina para interactuar con otros componentes celulares que requieren calcio para su correcta adhesión y señalización. Del mismo modo, la Cloretina puede perturbar la función de la Cielina al alterar la dinámica del transporte de membrana, ya que inhibe la actividad de las proteínas transportadoras. Esta interferencia podría conducir a una localización y funcionamiento inadecuados de la Sciellin, que es crucial para su papel en la adhesión y señalización celular. La genisteína, como inhibidor de la tirosina quinasa, puede impedir la fosforilación y posterior activación de las proteínas necesarias para la función de la Sciellin, afectando a las vías de señalización celular en las que la Sciellin podría desempeñar un papel. La inhibición de la actividad de la proteína cinasa por parte de la emodina refuerza aún más esta idea al impedir potencialmente los acontecimientos de fosforilación necesarios para la función de la sciellina en la adhesión o señalización celular.
Además, otros inhibidores como la daidzina y la piperlongumina alteran el entorno celular de forma que pueden afectar a la escielina. La daidzina inhibe la aldehído deshidrogenasa, lo que puede crear un entorno que inhiba indirectamente el correcto plegamiento o funcionamiento de la escielina debido a alteraciones en el estado redox celular. La piperlongumina, al inhibir selectivamente las enzimas implicadas en las respuestas al estrés oxidativo, también puede alterar el estado redox, afectando indirectamente a las vías que mantienen la estructura y la función de la Sciellin. La caprolactama, al interactuar con la bicapa lipídica de las células, puede alterar las funciones de la escielina asociadas a la membrana, cuya actividad depende de interacciones lipídicas específicas. La fumagilina, al inhibir la angiogénesis, puede afectar indirectamente a la escielina si está implicada en vías estructurales o de migración celular relacionadas. El ácido elágico, conocido por inhibir las interacciones proteína-proteína, podría influir en la participación de la escielina en los complejos de adhesión celular, mientras que el ácido clorogénico podría alterar las actividades enzimáticas de las que depende la escielina. Por último, el ácido betulínico y la plumbagina pueden inducir cambios celulares e inhibir múltiples vías, incluidas las implicadas en la regulación del ciclo celular, lo que conduce a una alteración de estructuras y vías esenciales para el papel de la escielina en la integridad y la señalización celular.
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